jueves, 30 de abril de 2015

#152 DESPEDIDA



“No quiero que esta carta suene a despedida, pero en el fondo un poco sí que lo es. Siento un ahogo insoportable, que me dura desde hace tiempo. Una losa cada día sobre mi cuerpo que me impide respirar. No he compartido mucho porque en mi constante búsqueda del equilibrio he sentido que era tarea mía. Y no lo he conseguido. Hace ya semanas que siento que el barco terminó de naufragar, y me hundí.  Intenté salir a flote pero no podía, cada día era un lastre que arrastrar por una vida hueca. Seguro que pensaréis que podía haber pedido ayuda. Sí. Pero ya os he dicho que era un asunto personal, que quería conocer mis capacidades para enderezar el rumbo. Por eso he optado por el camino fácil, porque el esfuerzo ya lo he hecho, ya he luchado, he batallado y he perdido. Y no me queda sino abandonarme, volar libre en ese espacio en el que nada importa, nada duele. Por eso quiero despedirme de todos, quiero agradeceros el esfuerzo de vuestra presencia y a su vez pediros disculpas. Sé que podréis pensar que no son formas, que seguro que había otra salida, que los problemas hay que afrontarlos. Que actué de manera egoísta. Lo sé, pero asumo este final de una rutina infame, asumo mi separación de vosotros como algo temporal, porque allá donde voy todos somos bienvenidos y algún día nos encontraremos en las alturas. No quiero extenderme más por no hacerlo más doloroso. Papá, mamá, gracias por todo. Y sí, lo sé, una llamadita al móvil habría estado mejor pero no tenía saldo. Me gasté todo el dinero en el billete de avión, me lo compré de un día para otro. Pues eso, que me voy al Tíbet, que paso del curro, que mi jefe es imbécil. Estaré en la ciudad de Nagqu, que está a 4.400 metros sobre el nivel del mar, así que si decidís venir a verme, como es mucha altitud traed una rebequita o algo. Os quiero. Jaime.”

Entre la estupefacción y el susto, y aun reponiéndose del disgusto que presagiaron con la lectura de las primeras líneas,  Paco miró a su mujer que se enjugaba las lágrimas.


―Que hemos hecho mal para tener un hijo tan gilipollas.

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