miércoles, 1 de abril de 2015

#148 CALLE MELANCOLÍA



―Pues mira, chico, tienes que tirar por la calle de enfrente. La calle Descubrimiento, todo recto, es larga, no supone esfuerzo, llana. Una vez llegas al final entrarás en una rotonda de la plaza de la Compañía,  coge la calle Amor de Dos, y subiendo una pequeña cuesta enseguida te encontrarás con a la derecha con la travesía de los Sentimientos, adoquinada. Puedes ir por la acera izquierda que es más lisa y se hace más fácil. Pero tú eliges. Esta travesía hace esquina con la cuesta de la Complicidad, colorida y agradable que te llevará a las rondas Cotidianas, un paseo amable entre jardines, que puede parecer aburrido, chico, pero fíjate en los detalles y querrás volver a pasar por ahí. Al final de las rondas llegas a un callejón, Lances se llama la estrecha callejuela. Está llena de subidas y bajadas, así que lo mejor es que no te pares porque se acaba haciendo duro su tránsito. Ya te quedará poco. Desemboca en un cruce, la calle Olvido y la calle Tesón, yo cogería Tesón pero si tu destino es el que me has preguntado, coge la calle Olvido, sus edificios viejos y altos la hacen oscura y fría. Desemboca en la plaza de los Recuerdos que a su vez abre paso a un descampado lleno de escombros. Tendrás que fijarte en una valla oxidada y ahí reza el cartel de la calle Melancolía. Habrás llegado a tu destino.

El joven estaba con la mirada perdida y los ojos le brillaban cristalinos.

―Joven. Oye muchacho. ¿Me has escuchado? Me preguntaste cómo llegar a la calle Melancolía ¿no?

―¿Eh? Sí, sí, muchas gracias.

―Piénsatelo, hijo, es mucho más fácil llegar que luego intentar volver. Y por el camino encontrarás sitios donde te apetecerá parar, y quedarte. Te lo dice un viejo nacido en la calle Experiencia.

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