Las parejas acudieron al baile con su
invitación y todas fueron bienvenidas. Sin apenas tiempo para presentaciones la
música comenzó y el animador dirigía los compases que se sucedían unos tras
otros. Los primeros ritmos fueron lentos, pero con tal cantidad de asistentes
el sudor comenzó a hacerse patente en la humedad del aire de la estancia. Era
complicado para las parejas mantenerse unidas y a ratos se separaban para
volverse a encontrar. Sin embargo, el animador no estaba dispuesto a que el
ritmo descendiera y la velocidad del baile aumentaba constantemente. Los
cuerpos inertes se dejaban llevar al ritmo impuesto por la orquesta y, si bien
al comienzo sí se preocupaban por reencontrar a sus parejas, ya no ponían tanto
empeño y bailaban con otra pareja o incluso en grupos de los de su misma
condición. La invitación no decía exactamente la duración del baile. Los que ya
habían concurrido en otras ocasiones sabían lo que pasaba y no estaban
preocupados.
A los diez minutos, la estancia estaba llena
de participantes empapados que iban y venían. Se alegraban cuando recuperaban a
su pareja y se despedían con un “hasta luego” cuando inevitablemente se habían
de separar.
Casi a la conclusión del evento, el animador
decidió dar un empuje diferente, y consiguió agrupar a todos los asistentes
contra las paredes del local para bailar en círculo, dejando vacío todo el
centro. Estéticamente un éxito.
El baile finalizó y los asistentes estaban
agotados y se felicitaban en el sitio. Las puertas del local se abrieron y personal
de ayuda les guiaba hacia la salida para transportarles junto con sus parejas
hacia su lugar de reposo. Sin embargo, no todos hallaron a sus parejas tan
fácilmente y tuvieron que permanecer a solas o con otros individuos
desparejados cierto tiempo. No había más remedio.
Algunos jamás volvieron a ver a sus parejas.
Otros tuvieron que conformarse con parejas que, a pesar de tener ciertas
características comunes, no eran totalmente afines. Y los más afortunados
volvieron al cajón de los calcetines a relatar la experiencia a los que en un
futuro no tan lejano estarían invitados al gran baile.