jueves, 24 de mayo de 2012

#03 SOBRE BOTELLAS Y DESVELOS




La botella estaba casi vacía. O llena, o a medias. En realidad poco importaba, porque el efecto ya estaba en marcha. Después de la semana que había tenido tuvo el convencimiento que sólo una buena dosis de bebida podía hacerle recuperar su habitual estado, ya de por sí mermado.

Se veía hasta más pequeño. Oscuro. Delgado. Lo curioso de ese lamentable aspecto era que para los encuentros poco habituales suponía un efecto agradable y daba lugar a todo tipo de cumplidos. Una media sonrisa forzada y escéptica servía a modo de agradecimiento.

No tenía ganas de levantarse del sofá, era como si alguna fuerza oscura hubiera succionado sus fuerzas, por mucho que fuera consciente de la necesidad de retomar la actividad habitual después de la batalla. Pero el único desgaste que se permitía era echar mano a aquella botella que como superviviente de un apocalipsis relucía en medio del salón.

No sabía el tiempo que había pasado, no sabía si le había vencido el sueño o por el contrario había estado divagando en torno a ese tema que era lo más parecido a dar vueltas en una rotonda sin coger ninguna de las salidas. No había indicaciones y tampoco estaba claro que quisiera vislumbrarlas.

Cayó la noche y decidió retirarse a un lugar más cómodo, esa cama en la que había sudado y dado tantas vueltas los últimos días, entre la ansiedad y el sueño, entre la vigilia y el desfallecimiento. Pero volvió a pasar, como pasaron las horas y como  menguaba su paciencia a medida que los números de aquel maldito reloj luminoso le recordaban que su cansancio iba a aumentar en el mismo momento en que empezara a escuchar el programa de radio matinal que le sacaba de la cama.

Mientras se batía en duelo contra la excitación que le mantenía despierto, ocupaba su mente en aquella rotonda, en la falta de salidas, sin prestar atención a la botella que ya libre de presión, reposaba en el salón con los restos de aquella bebida oscura y pegajosa, con esa etiqueta roja y el subrayado ondulante que prometía buen rollo y felicidad, pero que en este caso le regaló otra noche en vela.

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